31 ene 2008

SUEÑOS


Quién lo ha experimentado espontáneamente sabe de la inmensa sensación de poder que nos invade cuando dentro del sueño, sabemos que estamos soñando. Somos dueños y señores en ese mundo. Las reglas las ponemos nosotros. Nuestros deseos se hacen realidad.
Pero la primera y principal causa que hace de la lucidez una herramienta fundamental para manejarnos por los sueños son las temibles pesadillas, y sueños desagradables.
A veces, mientras dormimos, el inconsciente nos juega una mala pasada, y nuestro sueño nos tortura con los peores sufrimientos. Inadvertidos de que es una ficción, nos preocupamos y atormentamos como si fuera la vida real, y el alivio recién llega al despertar.
Caemos desde alturas inconmensurables, somos perseguidos por personajes siniestros, muere la gente que amamos, somos traicionados, burlados, encerrados...
Son "sólo sueños" pero sin embargo nos conmueven desde lo más profundo. Quizás despertamos sobresaltados, el corazón nos late fuerte, y hasta tenemos ganas de llorar. En fin, son una verdadera pesadilla.
¿Como librarnos de ellas? ¡¡Con la ayuda de la lucidez!!
Si en una pesadilla nos damos cuenta de que estamos soñando (y como ya verán esto es fácil con un poco de práctica) primero nos tranquilizamos: sabemos que lo malo que ha sucedido o está sucediendo no es real. Luego que nos reafianzamos en la lucidez, estamos en condiciones de tomar control del sueño. Así, podemos despertarnos si lo deseamos o, mejor aún, ejercer nuestro poder para transformar el sueño en lo que más deseemos. Los monstruos y las desgracias dejadas atrás, podemos sumergirnos en un sueño maravilloso y... ¡Pesadilla terminada!