Cuando la luz solar entra a la atmósfera terrestre
choca con el aire, aerosoles, partículas de polvo,
pequeñísimas gotas de vapor de agua y
todos estos choques hacen que la luz se disperse
en todas direcciones generando colores rojos, violetas, azules...
El cielo durante el día es en realidad mayoritariamente violeta
pero el ojo humano sólo es capaz de captar hasta el color azul.
Por eso tenemos la sensación de ver el cielo azul.