El amor se presenta
en tu vida,
sin llamar a la puerta.
Entra, se sienta
y allí permanece
hasta que dejas
de hacerlo caso.
Es un huésped
muy exigente,
pero al que merece
la pena mimar.
Necesita contínuas demostraciones
para sentirse vivo
y querido al mismo tiempo.
Y cuando ésto ocurre,
el amor te entrega
todas sus flores llenas
de polen de alegría y satisfacción.
"No dejemos nunca que esa flor
se marchite por no regarla,
porque merece la pena luchar
y cuidar cada día al amor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario